Lectura del día
- Santuario San Judas Tadeo
- 29 mar
- 2 Min. de lectura
29 de marzo

Yo quiero amor y no sacrificios.
Del libro del profetaOseas 6,1-6
Esto dice el Señor: “En su aflicción, mi pueblo me buscará y se dirán unos a otros: ‘Vengan, volvámonos al Señor; él nos ha desgarrado y él nos curará; él nos ha herido y él nos vendará.En dos días nos devolverá la vida,y al tercero, nos levantará y viviremos en su presencia.
Esforcémonos por conocer al Señor; tan cierta como la aurora es su aparición y su juicio surge como la luz; bajará sobre nosotros como lluvia temprana,como lluvia de primavera que empapa la tierra’.
¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? Su amor es nube mañanera, es rocío matinal que se evapora. Por eso los he azotado por medio de los profetas y les he dado muerte con mis palabras. Porque yo quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios, más que holocaustos”.
Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 50
R. Misericordia quiero, no sacrificios, dice el Señor.
• Por tu inmensa compasión y misericordia,
Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos, y purificame de mis pecados. R.
• Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría.
Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R.
• Señor, por tu bondad, apiádate de Sión, edifica de nuevo sus murallas.
Te agradarán entonces los sacrificios justos, ofrendas y holocaustos. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO. Cfr.
Sal 94, 8
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". R.
EVANGELIO
El publicano regresó a su casa justificado y el fariseo по.
Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 9-14
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parabola sobre algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás:
"Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias'.
El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: 'Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador'
Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido"
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Opmerkingen